lunes, 16 de julio de 2012

Una conversación desamorosa

-Deberías tener una lista o hacer un libro- dijo antes de sorber café.


Mientras esperaba una respuesta, mientras tomaba de esa gran tasa blanca, mientras el mesero limpiaba una mesa cercana, mientras la gente pasaba detrás de la ventana sin notar nuestra existencia, mientras los carros rugían por sus amos histéricos, mientras los segundos pasados se acumulaban, yo pensé en esa posibilidad apenas sugerida. 

-Un libro... ¿Para qué?-
-Ya sabes- vio el reloj de reojo- para llevar un control de tu vida, para recordar los hechos, has vivido relaciones amorosas muy extrañas- eso ultimo lo dijo sin mirarme.

¿Extrañas? -pensé- Nada fuera de lo ordinario, con seguridad alguien ha vivido cosas más extrañas, no encuentro razón para hacer tangibles mis recuerdos, lo que me ha pasado se irá cuando se muera mi ultima neurona, cuando los veintiún gramos desaparezcan de mi cuerpo, no quiero dejar huella de mis aciertos o errores. Convertir en números a mis pasiones sería deshumanizarme, trozos de mi placer convertidas en tinta, en grafito.

-No, es una mala idea, prefiero olvidar para cometer los mismos errores, pasar una y otra vez por la piel que me convierte en llamas y que me apaga en lagrimas. Si escribiera un libro, por el simple recordar, al momento de escribir nuestro capitulo, me alejaría de ti.-
- Dices que repetirías lo nuestro ¿O cómo?-
-Nos vemos, que esto comienza a reescribirse, llámame cuando lo olvides.-

Me vi reflejada en sus grande lentes empañados por la caliente vergüenza, le bese la frente, deje mi boleto para la función de las seis y el dinero exacto de mi latte. 

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