Sin saber donde estoy, como llegue ahí o quien era la persona que estaba frente a mí. Una luz al que llame sol me deslumbraba, de la figura que tenia enfrente únicamente percibí un tupido bigote. Tape mis oídos sin haber escuchado algo, la luz creció y me cegó ¿O cerré mis parpados? Antes de darme de cuenta que veía de nuevo, esos grandes ojos violetas estaban violentamente cerca, se alejo unos pasos y levanto un brazo, colocando a la altura de mi rostro el auricular de un teléfono análogo, recorrí con los ojos la gran extensión del cable que se distinguía del cuarto oscuro.
Nos quedamos así por largo rato, de pie, donde el silencio y el negro se extendían abismalmente. Cogí el auricular y lo puse sobre mi oreja izquierda, entre la estática se escuchó:
-De mi olor te cubrire con permiso o sin el, mi sexo se convertirá en mi única arma.- de la estática paso al sonido del cuelgue.
Sentí el bigote moviéndose por mis pómulos, su maloliente saliva mezclándose con mi sudor, sus dientes pellizcando mi piel, su respiración calentando mi carne y su brazo apretando mi cuello.
Círculos de luz se encendieron por todo el cuarto, parecía interminable, pequeñas mariposas revoloteaban, apareciendo y desapareciendo de las luces, viajando ligeras. Extrañas mariposas cafés con abultados cuerpos con singulares antenas, unas cuantas comenzaron a acercarse, bailando de manera torpe y grotesca ¿Mariposas? ¿MARIPOSAS?
Deje de forcejear, quede atrapada por aquel mostacho lujurioso y con los bailarines de alcantarilla a mi alrededor.
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