miércoles, 16 de mayo de 2012

Me gusta, siento bonito.

 Yo nunca me he chupado el dedo gordo o cualquier otro dedo de la mano, como la típica fijación. Bueno, lo he hecho, lo he intentando para comprender el porque tanta gente lo hace. No encontré ningún tipo de placer en ese acto, además el dedo termina arrugado y oliendo a saliva seca.


Mi hermana dice que desde los primeros días de vida lo hacía, así que deduzco que no fue aprendido o por algún tipo de trauma. En la infancia no me importaba hacerlo en frente de algún familiar, amigo, conocido lejano o completo extraño, aunque eso rápidamente llevo a la miradas extrañas, hasta que un día comenzaron las preguntas frente a frente, sobre todo de un primo ¿Por qué haces eso? ¿Qué sientes? Muchos domingo vi sus ojos clavados en mi, siguiendo atentamente mi acción, trataba de imitarlo sin lograrlo de manera correcta (eso pensaba yo). Nunca supe bien que responder a esas "sencillas" dos preguntas. Me limitaba a decir: Me gusta, siento bonito. Y hasta ahora no he encontrado mejores palabras para describirlo. Hoy lo intentaré:


Bien, mis labios tienen dos texturas; el labio superior es suave y cálido, el labio inferior es mucho más duro, frío, con una capa que parece no estar totalmente pegada al resto de mi, además que de vez en cuando se reseca y parte, creando pellejos que al contacto con mi piel hace que se sienta mejor, al menos diferente.
Ahora, al contacto con alguna parte de mi mano, (mis favoritas son el dedo anular y la palma, ambos de la mano izquierda, de hecho se sienten estas partes más suaves) o del cuerpo o  de alguna textura extremadamente suave y firme, hacen en mi una reacción que desencadena el querer seguir haciéndolo sin parar.
Cuando necesito dormir, lo hace más fácil, si algo es difícil, el hacer eso mejora de alguna manera mi concentración, aunque eso no quiere decir que me vuelvo más lista o que eso solucione mis problemas, si no hay nada que hacer me entretiene por bastante rato. Lo disfruto, me calma y me hace sentir cómoda.
Cuando es muy muy muy extremo, mi lengua sube a mi paladar empujando hacia arriba, lo cual causa un ruido, una especie de  ligero chasquido además de un extraño dolor de dientes. Esto no dura mucho tiempo ya que al escuchar ese "ruidito" temo que la gente se de cuenta y me tranquilizo un poco.
Al tener mis dedos algún contacto con algo suave (muy muy suave) tengo la necesidad de llevarlo a mi boca, esta necesidad casi siempre la reprimo al saber que es poco higiénico. Desde hace un tiempo soy una compulsiva con la higiene de mis manos y al menor olor a mugre voy directo a lavarlas (no es tan así).


He experimentado con muchas cosas y siempre llego a la conclusión de que la piel humana es lo más suave, me gusta sentir las arrugas, poros y vellosidad que la componen, prefiero las manos por que en ellas se duplican los "terrenos" que explorar, aunque siendo franca preferiré mil veces mis manos, sólo he conocido a una persona con las manos más agradables que las mías.


En la escuela ha presentado un obstáculo mayúsculo, al menos desde mi pequeño margen de visión. A mitad de la clase me encuentro sin pensarlo haciendo lo que pueden ver en la imagen de en medio (o cualquier otra, sólo que esa es la más perturbadora). Termino con la mirada llena de intriga de algún profesor y yo sonrojada, quito la mano haciendo obvio mi acto extraño.


Esta acción al hacerlo en personas ajenas se ha tomado como un acto "sensual", lo que ha creado conflictos con algunos amigos o acelerado besos repentinos de algunas parejas mías. Claro, hay gente que no le ve el menos chiste, incluso les disgusta e incomoda o que siendo yo el que les da esa sensación, cancelan cualquier sentimiento erótico, lo cual agradezco.


Estoy consciente que tengo (casi) 21 años con esta bizarra actividad. No sé si esta bien o mal. Yo la considero una forma alterna para explorar  mi entorno, disfrutar de otra manera lo que me rodea, aunque sé que es un ensimismamiento ( sobre todo cuando lo hago con mis manos) que me aleja de la realidad en muchas ocasiones e incluso es un escape. He decidido que lo seguiré haciendo y es mejor escribirlo y no explicárselo a cada persona nueva que conozco.


También sé que mucho de lo que escribí se puede transformar en algo con doble sentido, en lo que hago, de verdad, no tienen nada que ver con algo sexual (Cualquier análisis de algún psicólogo puede desmentirme, pero yo no sé de eso) Además que no me siento especial de alguna forma por hacer esto, aunque me gustaría encontrarme algún día a alguien que lo haga.










Feas fotos, aunque ilustrativas... como una monografía.

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