domingo, 16 de octubre de 2011

Lucía en el país de los "mireyes"

No hubo motivación o interés. Fue el conejo blanco el que me empujaba a su agujero, una mancha oscura en la ciudad...$95 de cover para entrar.


 Había muchos frascos de vidrio que decían bebeme pero en diferentes presentaciones: " Vodka" Whisky" "Tequila" y "Ron" servidos por un sombrerero loco amarrado a un mandil con la marca  de una cervecería y un chaleco negro brilloso.


El gato rison transformado en burdas pantallas de plasma, sus dientes fueron modificados como tipografía rosada con un mensaje que se repetía en cada pantalla "ale: eres lo mejor para mi, te amo un CH. atte Jorge" diferentes nombres, misma meta.


Pequeñas luces llenan mi cuerpo, puntos que  blancos y rojos, soy la rosa a la que pequeños naipes luchan por pintar. De una maquina sale humo que huele a ficción, pequeños monstruos semejantes a los momerats mataron al caballito mecedora y a las mariposas panque, son el ingrediente secreto de las "perlas nergas"


No llevo puesto un vestido azul, se transformo en un entallado vestido negro, improvisado como playera, mi cabello no es rubio tanto refresco de cola caduco me cambio el color.


Se escucha un "cortenle la cabeza" a lo lejos, es la reina de corazones en la entrada, fue rebajada a cadenera por la corte del rey.


En vez de un hongo que me haga crecer, hay un vaso con Captain Morgan mal servido, una pequeña oruga se aleja del área de fumadores para preguntarme: ¿Quién eres tú?
          Mis labios titubeantes responden: no lo sé


Veo al conejo blanco, con una camisa desabotonada mostrando un rosario de madera; en una mano el reloj marca la una de la mañana, esta junto a mi bailando al ritmo de los bits de una mezcla de alguna canción de  "Empire of the sun". Baila, me tira el trago en el pecho se acerca para besarme pero antes gesticula: Eres mi lobuki.


Despierto, hay una marca en mi brazo derecho con las iniciales M. R. Ojala no vuelva a ese lugar.

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