lunes, 5 de noviembre de 2012

Ciento veintitrés besos en espera 2x1

Un beso, sólo un beso, ese fluir de sabores puede significar la perdición en una pasión desenfrenada, sumirnos en el meloso arte del romance, o, una triste escena de calentura momentánea, un placer insignificante que llega al olvido tan rápido como las manos curiosas que recorrieron los pliegues de piel bajo la ropa en espera de ese semi-orgasmo opaco. Los segundos son más frecuentes, besos de pasión alcohólica que se desaparece cuando la moral empuja a la cruda, labios cuarteados sabor nicotina que te hacen más doloroso el recuerdo de aquellos que sacaron chispas, de aquellos de electrifican el cuerpo pese a su larga ausencia, pese a que quizás algunos nacieron de varios sorbos.

Me declaro culpable de esos besos sin chiste pero imprescindibles en mi vida, cansada de necesitarlos, harta de que se quede el aroma de don nadie impregnado en la piel, de convertirme en la sin nombre para tantos ajenos, con la misma emoción que despertarse un lunes, como el mismo recuerdo de la triste comida de la cafetería un día cualquiera.

Un beso, sólo un beso, de aquel que se enganche a mis labios, de aquella a la que no me de asco el calor de su aliento sino que me nutra y que antes del despegue me haga pedir más, más hasta un tiempo indefinido, entre mañana y ayer, un beso, sólo un beso que me haga explotar y al reconstruirme siga ahí, un beso, más que un beso, quiero un cuerpo y una mente que se coordine para transmitirme nuestro nada y nuestro todo entre dientes,

Decido quedarme con la ausencia de los besos ya dados, a seguir así, con la máscara que el labial encarna y que la menta diluye. Lo decido aunque mis labios se deshagan y supliquen estar entre extraños, entre el tacto fácil, entre ideas de erótica barata... a quien engaño, al primero que se cruce en mi camino le comeré los labios con vehemencia, a la segunda la haré aullar para lamerle el cuello y cada hendidura de piel rosada, así la segunda y el tercero, así el decimosexto y que mejor si son dos en una noche y que mejor si no se su nombre y sería excelente no volver a ver ese rostro que por un momento me hicieron sonreír sin ganas. 


Y mis labios se quedaran a la espera,
                                                                 envejeciendo o madurando,
                                                                 pudriéndose o renaciendo, 
                                                                 labios enviciados y vaciados.
  
Y tus labios se quedarán sin color ante la presión de no encontrarte en los míos
y nuestros labios lloraran en otros,
andaremos en caminos equivocados,
ante una suplica que no nos pertenece.

Y mis labios se quedaran absortos 
ante los errores que se juntan más allá de sus amígdalas, 
y mis labios se quedarán sin los tuyos
y tus labios extrañaran al que no conocen
y mis labios morirán secos 
                                               al no poder pronunciar tu nombre.

Tristes labios, que soportan las palabras de desgano,
tristes labios,
tristes labios... 
....tristes labios que no quedan satisfechos ante el oscuro 'cual sea'

Nuestros labios con la esperanza de juntarse aunque sea en las comisuras
donde la fantasía de encontrarnos nace moribunda. 



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