jueves, 27 de junio de 2013

Demasiado viejo para volver

Tengo entre diez y quince minutos de anticipación, cruzamos las facultades, sin hablar mucho.Tanta gente en las aceras universitarias, recuerdos acumulados me hacen cosquillas en la nuca.

Caminando entre los coches del estacionamiento, acercándome hacia el imponente edificio, las miradas comienzan a caer sobre mí, mi acompañante me aconseja caminar rápido o no tardarán en acosarme los pasantes. Algunos aventureros deciden abordarme, atento los escucho, declinando amablemente cualquier invitación de cualquier índole, les doy un apretón de mano invitándolos rápidamente, antes de que otros se acerquen y me retrasen más.

Faltando diez minutos para el cambio de clases, disfruto el camino despejado, mirando a los pequeños grupos de jóvenes en ardientes discusiones, entre cigarrillos y cafés. Mi compañero me dirige aunque pronto se da cuenta que sé la ruta mejor que él.

Llegando al salón de actos, un selecto grupo me aborda, deshacerme de ellos no se resolverá con un apretón de manos. Una persona con cara de burócrata me aborda, los demás se apartan por respeto y sobre todo porque el café y las galletas llegaron. La mujer sin muchos rodeos diplomáticos (aunque si muy adornados)me ofrece trabajo incluyendo oficina con vista al campus, desvío la respuesta deseando que no vuelva a surgir una proposición parecida, no de ella al menos.

A mitad de la conferencia, después de mi intervención, caigo en cuenta del mínimo público, probablemente los pasantes se quedan en la entrada, cazando. Pocas preguntas y muchos moños, qué fastidio.

Después de las fotos, salimos al jardín donde un té negro, tres cigarros y cientos de palabras pretenciosas hacen perdurar mi hastío. Cuando el grupo deja su morboso interés en mi, una  joven me da una agradable conversación, su interés laboral apenas se deja notar, intercambiamos correos y ella comienza hablar de grupos en tal y colectivos en cual, ese es mi oportunidad para retirarme.

Salgo de la facultad, pocas miradas me siguen, recuerdos acumulados me hacen cosquillas en la nuca.



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