viernes, 5 de octubre de 2012

Sin Nombre

-El miedo a la soledad y el miedo al dolor son lo que realmente mueve a las personas, el sexo y la política son sólo sus consecuencias, desvían la atención y nos dejan a medio soñar.- Germán echo nicotina tras gesticular su discurso.

-Has repetido eso palabra por palabra, cada noche y día desde que conocí tu desnudez, no has pensado que tal vez me quitas el ánimo de follarte de nuevo, si es eso, felicidades... lo estas logrando.-

Los dos cuerpos enmarañados en sábanas húmedas, una boca fumando, la otra bebiendo una cerveza, los ojos evitan encontrarse.

-Tú no podrías dejar de follarme.- Dijo Germán sonriendo.

-Tranquilo guapo, no tienes que temer, estamos igual de solos, el miedo nos mueve y nos une, desvía tu atención en unos días y búscame a medio soñar.

Se escucho la muerte de la colilla en el cenicero y los sorbos incómodos de labios cansados. El sol se filtraba entre las cortinas y daba una extraña textura a las piernas velludas de Germán, después de un rato soltó una carcajada acartonada y acaricio las ensombrecidas piernas de su compañera.

-Eres la mujer más agradable que conozco.-

-Debo ser la única mujer que conoces.- Su tono era opaco, fingió dormir pero la mano caliente de Germán buscaba una reacción en su entrepierna.

-Retrocede en tus impulsos, somos el obstáculo para que el otro sueñe o despierte, sabemos la verdad de nuestro infortunio, seguiremos en este cuarto, hasta que el tiempo se detenga, ese será nuestro infierno, una eternidad de sexo monótono, una eternidad de cerveza quemada, cigarros rancios y ácaros en la almohada. Retrocede tus impulsos porque yo consumí los míos. 

Germán selló sus labios para comenzar a abrir los de su compañera, ella termino su cerveza de un sorbo, aparto la mano de su compañero y en un movimiento se  balanceaba arriba de el, introduciendo su sexo.

Se follaron en silencios y rasguños, entre más se excitaban, el cigarro parecía resurgir de las cenizas, terminaron en sudor y alaridos, mientras la lata de cerveza se rellenaba, se enfriaba y cerraba en un acallado clic frente a un orgasmo teatralizado.


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